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View Full Version : Genio con el guante



difunto252
12-24-2009, 05:59 PM
Béisbol

A través de su brillante carrera, Roberto Alomar se estableció como el mejor intermedista defensivo de todos los tiempos.

Genio con el guante
Hombre en primera, un out. El batazo hacia la derecha del intermedista amenaza con pasar al jardín central. Roberto Alomar se lanza de cabeza y captura la bola, pero al caer al suelo, rueda hacia sus pies. Al virarse boca arriba, Alomar levanta la pierna y prácticamente, patea la bola en dirección al campocorto Omar Vizquel, quien la captura para forzar el out en segunda.
"Esas jugadas son de suerte", comenta con humildad Alomar, cuando se le hace un recuento de esa filigrana defensiva. "Salen una sola vez".
Otras no fueron de suerte, como la atrapada del batazo corto de Lenny Dykstra en la Serie Mundial de 1993, o el espectacular relevo que hizo a su hermano Santos para dar el out 27 del juego inaugural en 1999 y las acostumbradas paradas de batazo a su izquierda que frustraba a los bateadores de línea. Durante esa época, los batazos por la intermedia defendida por Alomar podían considerarse como outs automáticos.
Jugadas así de espectaculares eran parte de la cotidianeidad de Alomar. Nadie cubría más terreno hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia el jardín entre el derecho y el central o la línea de foul detrás de la primera almohadilla.
Roberto Alomar le dio a la cobertura de la intermedia lo que Ozzie Smith y Omar Vizquel le han dado al jardín corto: espectacularidad, magia, colorido, elegancia. Aún si el salinense hubiese bateado para .270, todavía se estuviese hablando de sus posibilidades de entrara a Cooperstown como un especialista defensivo.
De seguro, nació con una predisposición genética para el fildeo y desarrolló un instinto sin paralelo para jugar la posición. Sin embargo, él mismo considera que fue la práctica diaria desde comienzos de su carrera lo que le convirtió en uno de los grandes.
"Le pueden preguntar a Pedro García, en Caguas", comentó, mencionando al ex intermedista de los Cerveceros de Milwaukee que fue coach de los Criollos de Caguas en sus comienzos. "Le pedía que me bateara roletas todas las tardes. Nunca descuidé la defensa y nunca dejé esa rutina de practicar. Eso me llevó a ser un buen pelotero defensivo".
Su padre, el ex intermedista y posterior coach de Grandes Ligas, Santos Alomar Conde, fue instrumental en su desarrollo como superestrella de su posición.
"Los instintos, eso lo aprendí de mi padre", recordó. "Cómo estudiar un bateador, cómo acomodarse para tal o cual bateador, mirar las señas del catcher...todo eso lo hablaba con mi padre. Me enseñó a ponerle tanto empeño a la defensiva como al bateo".
Alomar ganó diez guantes de oro en su carrera, uno más que Ryne Sandberg y dos más que Bill Mazeroski, ambos miembros del Salón de la Fama. Desde mediados de su trayectoria, ya era el referente de esta posición.
Sus combos de dobles jugadas
Durante 17 años de carrera, Alomar tiene buenos recuerdos de varios de sus compañeros de dobles jugadas.
El primero de ellos, Garry Templeton, ya era un veterano de 34 años cuando el salinense llegó a las Mayores.
"Garry Templeton fue tremendo maestro", indicó. "Como lo tenía al lado mío, siempre estaba hablándome, ayudándome y enseñándome a jugar. Era un veterano y tenía mucha maña. Cuando uno es joven comete muchos errores por falta de inexperiencia y él me ayudó mucho a mejorar rápidamente en eso".
En Toronto, sus combinaciones fueron los dominicanos Manny Lee y Tony Fernández, quien precisamente años atrás llegó a San Diego en el cambio que lo llevó a Toronto.
Luego, pasó seis años con dos de los mejores campocortos de la historia, aunque por distintas razones: Cal Ripken y Omar Vizquel.
Ripken redefinió la posición como el bateador de poder y defensor seguro. Vizquel pudiera considerarse como el 'Ozzie Smith latinoamericano'.
"Disfruté mucho esa etapa", señaló. "Ripken era un jugador estudioso, que estaba en comunicación conmigo todo el tiempo en el terreno. Iba preparado todos los días al parque, listo para jugar. Era el jugador que tú notabas que siempre se vivía el juego".
"Vizquel es el mejor siore con quien jamás he jugado", dijo. "Eramos como hermanos y eso se reflejaba en el terreno. Para los fanáticos era impresionante ver sus jugadas, imagínense para mí estar verlas al lado de él. Todos los días cogía una bola a mano pelá', todos los días hacía algo espectacular. Uno se sentía tan cómodo jugando con él que todo se hacía fácil. Hicimos unas cuántas jugadas que después nos preguntábamos: "¿cómo lo hicimos?".