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01-01-2010, 09:20 PM
Con un Roberto Clemente quién no se siente patriota'
http://i46.tinypic.com/f02m91.jpg
“La catástrofe se originó a las 9:23 PM del 31 de diciembre de 1972. Unos pocos minutos después del despegue, se precipitaba al mar frente a las costas de San Juan la nave DC 7 en la cual iba el astro del béisbol Roberto Clemente, en viaje de socorro a los damnificados por el terrible terremoto que ocho días atrás asolara a Managua, visitada meses antes por el infortunado pelotero boricua, director del equipo de Puerto Rico que participara en el campeonato mundial de ese año, jugado en la capital nicaragüense.”
Así reza un escrito de un periódico de Nicaragua que recuerda la trágica muerte del ‘Astro Boricua’ que dio por terminadas las navidades del 1972 en donde el silencio fue uno absoluto en los hogares del país comenzando un Año Nuevo en luto ante la desaparición del único boricua en pegar 3,000 hits en las Grandes Ligas.
Todos los tripulantes del DC 7 fallecieron al caer la nave al Océano Atlántico y fueron emotivas las imágenes de la televisión de esa época de la operación de rescate que se improvisó, incluyendo el desespero del receptor panameño Manny Sanguillén, compañero de equipo en los Piratas de Pittsburgh, quien quería lanzarse al agua para rescatar a su amigo del alma.
De acuerdo a la reseña del diario ‘La Voz del Sandinismo’ Roberto Clemente tuvo un estilo único y corazón generoso.
“Clemente, de 38 años de edad, presidía un comité que recaudó 150,000 dólares y 20 toneladas de suministros para el hermano pueblo nica. El accidente se produjo cuando el avión, que volaba con un sobrepeso de 4,000 libras, cayó - se especuló-, al realizar su piloto un brusco viraje, propiciando que la carga se corriera y la nave aérea embistiera el mar, sin que las agitadas aguas del Atlántico devolvieran a la atribulada viuda otra cosa que una media color marrón y el maletín de mano que ella misma preparó”.
Esa noche, recuerdo que celebraba en familia en Año Viejo y todo era algarabía con música de navidad, comida típica y como de costumbre, esperando que fueran las doce de la noche para escuchar ‘El Brindis del Bohemio’ y lanzar uno que otro petardo.
Pero poco después de las 9:23 p.m. la radio interrumpió su transmisión y dio paso a la fatídica noticia que cambió el destino de muchas familias y de dos países.
Hoy, cuando el reloj marque las 9:23 p.m., miles de puertorriqueños y nicaragüenses recordarán a Clemente, que con defectos y virtudes, sirvió de inspiración a muchos tanto en el deporte como en la música.
‘Con un Roberto Clemente, quién no se siente patriota’.
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“La catástrofe se originó a las 9:23 PM del 31 de diciembre de 1972. Unos pocos minutos después del despegue, se precipitaba al mar frente a las costas de San Juan la nave DC 7 en la cual iba el astro del béisbol Roberto Clemente, en viaje de socorro a los damnificados por el terrible terremoto que ocho días atrás asolara a Managua, visitada meses antes por el infortunado pelotero boricua, director del equipo de Puerto Rico que participara en el campeonato mundial de ese año, jugado en la capital nicaragüense.”
Así reza un escrito de un periódico de Nicaragua que recuerda la trágica muerte del ‘Astro Boricua’ que dio por terminadas las navidades del 1972 en donde el silencio fue uno absoluto en los hogares del país comenzando un Año Nuevo en luto ante la desaparición del único boricua en pegar 3,000 hits en las Grandes Ligas.
Todos los tripulantes del DC 7 fallecieron al caer la nave al Océano Atlántico y fueron emotivas las imágenes de la televisión de esa época de la operación de rescate que se improvisó, incluyendo el desespero del receptor panameño Manny Sanguillén, compañero de equipo en los Piratas de Pittsburgh, quien quería lanzarse al agua para rescatar a su amigo del alma.
De acuerdo a la reseña del diario ‘La Voz del Sandinismo’ Roberto Clemente tuvo un estilo único y corazón generoso.
“Clemente, de 38 años de edad, presidía un comité que recaudó 150,000 dólares y 20 toneladas de suministros para el hermano pueblo nica. El accidente se produjo cuando el avión, que volaba con un sobrepeso de 4,000 libras, cayó - se especuló-, al realizar su piloto un brusco viraje, propiciando que la carga se corriera y la nave aérea embistiera el mar, sin que las agitadas aguas del Atlántico devolvieran a la atribulada viuda otra cosa que una media color marrón y el maletín de mano que ella misma preparó”.
Esa noche, recuerdo que celebraba en familia en Año Viejo y todo era algarabía con música de navidad, comida típica y como de costumbre, esperando que fueran las doce de la noche para escuchar ‘El Brindis del Bohemio’ y lanzar uno que otro petardo.
Pero poco después de las 9:23 p.m. la radio interrumpió su transmisión y dio paso a la fatídica noticia que cambió el destino de muchas familias y de dos países.
Hoy, cuando el reloj marque las 9:23 p.m., miles de puertorriqueños y nicaragüenses recordarán a Clemente, que con defectos y virtudes, sirvió de inspiración a muchos tanto en el deporte como en la música.
‘Con un Roberto Clemente, quién no se siente patriota’.